Cristóbal Jiménez Cañas
La historia de Chile está llena de personajes y episodios que han marcado su identidad y su cultura. Sin embargo, no siempre se ha hecho justicia a la hora de representarlos y honrarlos. Un caso emblemático es el de Caupolicán, uno de los grandes líderes mapuches que se enfrentó a la conquista española en el siglo XVI.
Caupolicán es reconocido como un símbolo de la resistencia indígena y de la valentía de su pueblo. Su nombre ha sido inmortalizado en obras literarias, como La Araucana de Alonso de Ercilla, y en monumentos públicos, como la estatua que se encuentra en el Parque Forestal. Sin embargo, no todos saben que hay otra estatua de Caupolicán en Santiago, que esconde una historia sorprendente y poco conocida.
En el cerro Santa Lucía, se puede observar una imponente figura de bronce que, según una placa, representa a Caupolicán. Sin embargo, al mirarla con atención, se nota que el indígena retratado no tiene nada que ver con un mapuche. Tiene plumas en la cabeza, un aro en la nariz, un arco en la mano y una vestimenta que no corresponde a la cultura araucana. ¿Qué pasó aquí? ¿Quién hizo esta estatua y por qué le puso el nombre de Caupolicán?
La respuesta nos la da Ignacio Milla quien es experto en patrimonio e historiador a cargo del ramo “Historia Freak del Patrimonio Santiaguino” en la Universidad del Desarrollo, nos revela el verdadero origen de esta estatua:
“Tiene una estatua que fue hecha por el arquitecto Nicanor Plaza para un concurso estadounidense. Al observarla, uno nota que el indígena retratado no tiene las características de un mapuche: tiene pluma, un aro, un arco. Al investigar, te das cuenta de que él la hizo tratando de representar al último de los mohicanos. Nunca intentó representar un mapuche… y una vez que terminó el concurso, decidió mandar la estatua como regalo a Chile y le puso el nombre Caupolicán.”
Esta revelación nos muestra cómo, en ocasiones, la historia y la cultura pueden ser malinterpretadas o incluso tergiversadas. En este caso, una figura que debería rendir homenaje a un héroe mapuche, en realidad, es una copia de un personaje ficticio de la literatura norteamericana. Es un ejemplo de cómo se puede hacer un mal uso del patrimonio cultural, permitiendo que otros lo reinterpreten o incluso se apropien de él.
Por otro lado, en Temuco se encuentra el Monumento a Caupolicán. Esta escultura fue creada por José Troncoso Cuevas, de hecho, él sí hizo una estatua auténtica de Caupolicán, basada en el relato histórico y literario de Alonso de Ercilla. Esta estatua sí tiene rasgos mapuches y muestra a Caupolicán sosteniendo el tronco con una expresión de dignidad y orgullo.
Alonso de Ercilla fue un soldado y poeta español que participó en la guerra de Arauco y plasmó sus experiencias en el poema épico La Araucana, considerado una de las obras cumbre de la literatura hispanoamericana. En este poema, Ercilla describe con admiración y respeto a los mapuches, sus costumbres, su valor y su resistencia frente a la invasión española. Entre los personajes que retrata, destaca Caupolicán, el toqui o jefe militar que lideró la rebelión indígena y que murió empalado por los conquistadores.
Ercilla dedica varios cantos a narrar la vida y las hazañas de Caupolicán, desde su elección como toqui hasta su trágica muerte. Uno de los episodios más famosos es el de la prueba del tronco, en el que Caupolicán demuestra su fortaleza y coraje al sostener sobre sus hombros un pesado árbol durante dos días y dos noches, sin mostrar cansancio ni dolor. Ercilla lo describe así:
Con un pie sobre otro puesto
y los brazos extendidos,
al cielo está encaminando
los ojos y los gemidos;
el tronco sobre los hombros
tiene tan fuerte asentado,
que parece que nació
con él allí conjuntado.
(La Araucana, canto II, estrofas 17-18)

Esta imagen de Caupolicán fue la que quiso representar Troncoso y así, esculpió a Caupolicán con rasgos indígenas, sin adornos ni armas, sosteniendo el tronco con una expresión de dignidad y orgullo. La escultura fue inaugurada en 1985.
Estos dos monumentos muestran cómo la historia y la cultura pueden ser interpretadas de diferentes maneras. Mientras que uno representa a un indígena que no se parece a un mapuche, pero lleva el nombre de Caupolicán, el otro rinde homenaje al verdadero Caupolicán y a su valiente resistencia contra los conquistadores españoles.
Estos ejemplos nos recuerdan la importancia de investigar y entender correctamente nuestra historia y patrimonio cultural. Solo así podemos rendir un verdadero homenaje a los héroes que han moldeado nuestra identidad y cultura.
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