Las momias más antiguas del mundo están en Chile 

Cuando la palabra «momia» resuena en nuestros oídos, inmediatamente evocamos imágenes de las majestuosas pirámides de Egipto, con sus tesoros ocultos y faraones momificados. Sin embargo, más allá de las arenas de Egipto, en el árido desierto de Atacama que se extiende entre el norte de Chile y el sur de Perú, yace un secreto aún más antiguo: las momias Chinchorro. 

Vicente Domínguez

La cultura Chinchorro, que floreció en esta región, sorprendentemente desarrolló técnicas de momificación mucho antes que los egipcios, convirtiéndose en pioneros en este arte. Esta civilización, que vivió en armonía con el implacable desierto, tenía una relación única con la muerte, viéndola no como un final, sino como una transición. 

En julio de 2021, la UNESCO, reconociendo la importancia histórica y cultural de estas momias, las incluyó en su prestigiosa Lista de Patrimonio Mundial. Estas momias, que suman más de 300, datan del 7020 hasta el 1110 a.C., superando en antigüedad a las momias egipcias más antiguas por casi dos milenios. 

Imagen que contiene interior, viejo, tabla, gato

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La técnica de momificación Chinchorro era un proceso meticuloso y sagrado. A diferencia de otras culturas que reservaban la momificación para la elite, los Chinchorro momificaban a todos, desde líderes hasta niños y fetos. Esta práctica refleja la profunda conexión que sentían con sus seres queridos y la importancia de preservar su memoria. Utilizaban dos métodos principales: uno natural, aprovechando el clima seco y salino del desierto, y otro artificial, que implicaba un proceso más intrincado de preparación y conservación del cuerpo. 

Estas momias no eran simplemente restos preservados; eran representaciones de seres queridos que continuaban viviendo en la memoria colectiva de la comunidad. Con ojos y boca abiertos, pelucas y mascarillas faciales, las momias Chinchorro eran tratadas con un profundo respeto y cariño, siendo enterradas cerca de los asentamientos para mantenerlas cerca de sus descendientes. 

Hoy, las momias Chinchorro son un recordatorio de una cultura que, a pesar de las adversidades, encontró formas de conectarse con sus ancestros y honrar su memoria. Sin embargo, su conservación es una tarea titánica, enfrentando desafíos como el cambio climático, los microorganismos y el vandalismo. Estas momias son un puente hacia nuestro pasado y nos ofrecen una perspectiva única sobre cómo las antiguas civilizaciones veían la vida, la muerte y el legado. Es esencial que continuemos protegiendo y valorando este invaluable patrimonio para las futuras generaciones.

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