El Café del Cerro fue un lugar emblemático en la escena cultural de Santiago durante 1982 y 1992. Este fue un espacio de encuentro para músicos y artistas, siendo el principal lugar de resistencia cultural durante la dictadura.
Ivo Matus Mendicute
El café del cerro fue fundado por Mario Navarro y Marjorie Kusch en 1982, está pareja joven de 23 y 20 años, deciden atreverse a crear un espacio donde se logró mantener vivo el arte y la cultura en momentos donde era muy difícil mantener viva la cultura, para así transformarse en un lugar de resistencia en contra de la dictadura, además que la música que se presentaba en el lugar era música de protesta.
La pregunta que se deben hacer las personas más jóvenes es: ¿Dónde se encontraba el café?.
Bueno, el café estaba ubicado en calle Ernesto Pinto Lagarrigue 192 en pleno barrio bellavista, donde actualmente se encuentra el Club Chocolate.
Según cuenta Mario Navarro en conversaciones con Freak Chile, el comienzo de la aventura del café del cerro se dio primero en otro local que no pertenecía a Mario ni a Marjorie sólo les ofrecieron la administración de una especie de club de jazz. “Me ofrecen la administración de un café que existía en la Alameda que era más dedicado al jazz, pero cuando comenzamos a administrar empezamos a integrar nuevas formas musicales como el “canto nuevo”, mantuvimos el jazz. Llegó el teatro, la poesía y de ahí es que me relaciono con mi compañera de toda la vida, Marjorie”, dice Mario Navarro.

En este local según cuenta Mario Navarro lograron tener bastante éxito, pero ellos sentían que no era su sitio porque solo eran trabajadores del lugar. Pero este local llegaría a su fin. “En un momento la Municipalidad de Santiago bajo subterfugios lo cierra y quedamos en la experiencia y con las ganas por saber de qué había un tremendo espacio para un lugar de música”, dice Mario Navarro.
Después de esta experiencia, Mario junto a Marjorie deciden crear un espacio más amplio con mejor infraestructura, mejor sonido y mejor servicio para llegar a un nuevo público. Por lo que llegaron al famoso “Barrio Bellavista” que en ese tiempo según cuenta Mario no existía el barrio como el que se conoce hoy en día. “Existía claro el Venecia, el Galindo, la casa de Neruda, la casa Camilo Mori y paremos de contar”, dice Mario Navarro.
La casona en la que se comenzó a formar el Café del Cerro fue en el antiguo “taller 666”.
La forma en la que se difundió la información de este café era por casi puros medios de comunicación alternativos, por ejemplo, La radio chilena y también con publicidad en la revista “la bicicleta”. Pero el método más efectivo de difusión siempre fue el boca a boca porque entre las personas que estaban en contra de la dictadura no tenían un espacio donde pudieran expresarse. “En ese momento no habían grandes lugares, no había lugares de expresión entonces toda la gente alternativa o contraria al gobierno estaba buscando dónde encontrar, dónde expresarse, dónde mirarse, dónde sentirse. Entonces era fácil llegar a ese espectro”, dice Mario Navarro.
Con el tiempo este café comenzó a tener cada vez más apoyo por lo que comenzaron a fabricar sus propios afiches, hasta llegaron a lanzar su propia revista “La punta del cerro” que lograron tener casi 30 volúmenes, en esta revista se podía encontrar con críticas musicales, cuentos y las programaciones de los eventos de la semana. “Todo eso se tenía que inventar por la urgencia de inventar cosas, para seguir difundiendo lo que hacíamos y en el fondo esto era un acto político de lucha en contra de la dictadura”, dice Mario Navarro.
A pesar de ser un lugar súper visitado por gran parte de personas de Santiago, este local sufrió ataques por parte de los agentes de la dictadura, según cuenta Mario Navarro ya que atacaron el local varias veces con intentos de atentados incendiarios, persecución a los artistas, ataques de bombas lacrimógenas y disparos en contra del local. Aún así el local logró sobrevivir.
El Café del Cerro no solamente funcionó como un local de café y de espectáculos, sino que también había talleres de teatro, poesía y salas de ensayo para grupos emergentes. Esas salas de ensayo vieron nacer a grupos como “La Ley”, “De Kiruza” y “Los Tres”, que en ese tiempo eran grupos muy poco conocidos, pero también ensayaban grupos ya consolidados como “Santiago del Nuevo Extremo” y “Congreso”.
Una anécdota que recuerda mucho Mario es que el café tenía capacidad para cerca de 350 personas, y ese récord lo tenía Eduardo Gatti con sus presentaciones, pero al momento de presentarse los prisioneros, Mario sin saber cómo, cuenta que el local tenía 480 personas dentro, en este momento los prisioneros recién habían lanzado el sencillo de la voz de los 80’. “Realmente supimos cuánta gente había cuando contamos las entradas que se habían vendido, pero nunca supimos donde estuvieron esas 480 personas”, dice Mario Navarro.

Sobre el legado que dejó el café del cerro en la historia de Chile, Mario Navarro lo marcó como un pequeño faro de luz en la cultura chilena en un tiempo donde existió un gran apagón cultural, haciendo referencia a los tiempos de dictadura.
Después de casi 10 años de funcionamiento, ya después de haber vuelto a la democracia en el año 1992, el Café del Cerro nunca más volvió a funcionar y en el lugar donde estaba ubicado, ahora se encuentra el club chocolate.
Deja una respuesta