Cruzar el Océano Atlántico y vivir en otro continente al otro lado del mundo no es tarea fácil. Tres intercambistas europeos confiesan el choque cultural de vivir en el país latinoamericano, con costumbres distintas a las suyas.
En pleno Santiago, al lado del Costanera Center, están tres estudiantes europeos. Ellos vienen de intercambio a estudiar, por uno o dos semestres, sus carreras en universidades chilenas.
Inevitablemente, los intercambistas distinguen diferencias entre su país natal y la cultura de Chile; ¿cuáles son estas?
Jort van Gestel (21) es un estudiante holandés. Él estudia Empresa y Negocios y cursará un semestre en la Universidad del Desarrollo. Entre risas contó que, antes de viajar a Chile, buscó imágenes de la capital y pensó que sería hermosa y rodeada de montañas. Sin embargo, al llegar, no pudo ver nada porque estaba nublado.
En la mañana siguiente, confesó van Gestel, “estaba encantado, me gustó mucho”. Finalmente pudo ver y visitar el Cerro San Cristóbal, del cual vive a 10 minutos. Según el estudiante, en Países Bajos “no hay montañas”.
El “contacto con un nuevo entorno y una nueva cultura”, como comida, clima, costumbres, puede generar “un estado de desorientación física y psicológica”, lo que se conoce como choque cultural, detalló el sitio web de la agencia de viajes interculturales, AFS Chile.
Aunque el paisaje ‘natural’ no es lo único que llamó la atención a los estudiantes de intercambio, sino que también se impactaron con el paisaje en la ciudad.
Esa fue la experiencia de Maite Soto (26), quien es de España. Este semestre comenzó su intercambio, de un año, en la Universidad del Desarrollo en Educación de Párvulos.
En su primer día en Santiago, comentó Soto, le “chocó mucho” el tráfico. “Hay mucho ruido, mucha gente está pitando todo el rato y los coches van locos”, expresó.
Cabe señalar que, tanto en España como en Chile, la velocidad máxima permitida en ciudad es de 50 km/h. Pero, según La Tercera, el país latinoamericano finalizó el 2022 con 115.998 multas por exceso de velocidad.
La española añadió que le impactó la diferencia socioeconómica entre barrios de la capital chilena. “Pasar por Independencia y luego llegar a Las Condes… es la realidad en dos aspectos; esto en España no es tan común”, explicó Maite Soto.
También, a la estudiante de párvulos le llamó la atención que “la gente esté vendiendo mucho en la calle”.
Aquello también fue mencionado por la estudiante de arquitectura, Elena Levraud (20). Ella es de Francia y lleva 6 meses viviendo en Chile por el intercambio de un año que está haciendo en la Universidad de Chile.
Levraud percibió que los chilenos “están orgullosos de su cultura”, es decir, de “defender sus derechos, como en el 8M” (día de la mujer). Con una sonrisa, agregó que sabe que Francia es famoso por “luchar todo el tiempo”, pero que igual le generó curiosidad.
Por otro lado, la personalidad de los chilenos y su forma de relacionarse es algo en que los tres estudiantes estuvieron en desacuerdo.
En la experiencia de Maite Soto, los chilenos “son muy abiertos y amables a la hora de acoger a personas de intercambio”. Según la española, sus amigos de Chile la han admitido en seguida en casa y la han invitado a ‘carretes’. “Me han recibido como si fuese una más”, expresó riéndose.
En cambio, para Elena Levraud ha sido “difícil” entablar una relación cercana con estudiantes chilenos. La francesa explicó que ellos “van y vienen” de la facultad y que, por eso, no se genera “tanta conversación”.
Asimismo, Jort van Gestel percibió que “las personas son más cerradas aquí (Chile), en los Países Bajos todo el mundo habla con todos”.
El holandés admitió que se sorprendió con las fiestas en Chile. Mientras que aquí se escucha reggaetón, allá es popular el tecno. Además, destacó la forma de bailar y que, en las discos, la gente se besa. En su primer ‘carrete’ pensó: What is going on?
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