En lo alto de los cerros de Peñalolén, el Templo Bahá’í de Sudamérica, único en el continente, recibe constantemente a personas de todas las creencias. Este espacio se ha convertido en un lugar para la meditación y la oración, ofreciendo una experiencia espiritual única sin resguardo de las creencias religiosas o culturales.
El templo Bahá’í, con su arquitectura emblemática y grandes jardines, recibe diariamente a habitantes de Peñalolén, quienes buscan un momento de introspección. Soledad Herrera es una de ellos, quien destaca la paz que logra encontrar en este lugar. «Vengo desde que se inauguró. Me encanta el silencio y la posibilidad de meditar. Es maravilloso tener un espacio así en mi comuna», comparte.
«Este lugar me ofrece un espacio para desconectarme del ritmo acelerado de la ciudad y encontrar tranquilidad», señala Herrera. Para ella, el templo se ha convertido en un santuario de serenidad, donde puede reflexionar y encontrar un respiro para salir de la rutina.
Sin embargo, Soledad Herrera no es la única que se siente así, ya que la comunidad bahá’í en Chile fue una de las más primeras en consolidarse en la región. A continuación, se presenta una línea de tiempo que recorre los hitos más significativos en la historia del Templo Bahá’í en Chile. Este viaje a través de los años destaca los momentos clave que han marcado su evolución y su impacto en la comunidad, reflejando su crecimiento como un símbolo de paz y unidad en todo el continente de Sudamérica.
Templo Bahá’í en Peñalolén: arquitectura que conecta con el espíritu
El diseño del templo no solo atrae por su belleza, sino que refleja los principios de unidad y diversidad que promueve la fe Bahá’í. Ana María Bajaña, voluntaria ecuatoriana, explica que el 90% de los visitantes llegan atraídos por la arquitectura y los jardines. «Muchos vienen por turismo, pero terminan encontrando un espacio de tranquilidad y reflexión que les invita a regresar«, señala.
Ana María Bajaña practica la fe bahá’í desde hace años. Aunque lo hace desde su país natal, Ecuador, visita regularmente el Templo Bahá’í en Peñalolén como voluntaria, buscando conectar con la comunidad y prestar su servicio durante algunas temporadas del año.

La ubicación del templo también responde a un propósito mayor. Según Bajaña, Peñalolén fue elegido por sus características geográficas y la apertura de su comunidad a iniciativas espirituales. «Es un lugar muy bonito que facilita el aprendizaje y fomenta el crecimiento espiritual y colectivo. Está diseñado pensando en eso», comenta. Su ubicación privilegiada en los cerros no solo ofrece vistas panorámicas de la ciudad, sino que también refleja la armonía con la naturaleza que la fe Bahá’í valora profundamente. Su mirador y paisajes entregan un ambiente tranquilo y propicio para la reflexión, desconectado de la ciudad sin estar alejado de ella.
Más que un atractivo turístico
Además de ser un espacio de adoración, el Templo Bahá’í fomenta el servicio a la humanidad en Peñalolén. Los voluntarios desempeñan un papel crucial en mantener este propósito. Verónica Oré, encargada de voluntarios internacionales de la zona de Latinoamérica, resalta la conexión entre la oración y el servicio: «Estamos conectados con varios departamentos de la municipalidad, para realizar actividades. Por ejemplo, de proyección social con los adultos mayores o colegios que nos visitan desde todos lados de Santiago».
El Templo Bahá’í de Peñalolén trabaja en conjunto con la municipalidad para organizar actividades que integren a la comunidad. Desde talleres hasta programas de aprendizaje espiritual, las iniciativas buscan promover la unidad, la convivencia y las actividades de la comuna.
«Muchos amigos de Peñalolén nos cuentan que, al principio, visitan el templo por curiosidad, pero pronto descubren que este espacio de contemplación, paz y tranquilidad les ayuda a encontrar un sentido de propósito», comparte Verónica Oré. Además, destaca que este impacto es el que motiva a la comunidad a organizar más actividades para que el templo llegue a más personas. «Queremos que todos puedan disfrutar de este espacio de reflexión y oración, tanto los vecinos de Peñalolén como cualquier visitante. Aquí, todos son bienvenidos, independientemente de su fe», añade.