Neurólogos alertaron este martes sobre un mayor riesgo de sufrir un Accidente Cerebrovascular (ACV) en adultos mayores y ofrecieron consejos para prevenirlo, en el marco del mes de la prevención del ACV.
Según la neuróloga de la Clínica Dávila, María Fajre, “un ACV ocurre cuando un suministro de sangre que llega al cerebro se interrumpe repentinamente”. Además, mencionó que se trata de una patología de tiempo dependiente, lo que quiere decir que es crucial el tiempo que pasa entre la ocurrencia de un síntoma y la atención médica.
Esta enfermedad ha ido en aumento en los últimos años. De hecho, en el caso de Chile, según cifras del grupo Interclínica, durante el primer semestre de 2024 los ingresos por diagnóstico de Accidente Cerebrovascular aumentaron en un 19% en comparación con el mismo periodo del año anterior.
De acuerdo con el neurólogo Alex Flores, “los adultos mayores son más propensos a sufrir accidentes cerebrovasculares que las personas jóvenes y de mediana edad, porque los factores de riesgo para un ACV tienen un efecto acumulativo durante el tiempo de vida”.
Factores de riesgo y medidas preventivas
Los principales factores de riesgo, conforme a lo indicado por Flores, incluyen varias condiciones médicas y hábitos de vida. Algunos de estos son:
- Hipertensión, que se refiere a la presión arterial elevada.
- Diabetes, una enfermedad crónica que afecta la manera en que el cuerpo procesa la glucosa.
- Dislipidemia, que implica niveles anormales de lípidos en la sangre.
- Colesterol alto, que puede obstruir las arterias y contribuir a enfermedades cardiovasculares.
- Tabaquismo, que se relaciona con múltiples problemas de salud.
- Sedentarismo, que es la falta de actividad física regular.
En esa misma línea, la neuróloga María Fajre subrayó que hay otros factores de riesgo que deben ser considerados, como la mala alimentación, que puede llevar a deficiencias nutricionales y otros problemas de salud, y la obesidad, que es un factor que incrementa la carga sobre el sistema cardiovascular.
Por lo anterior, Fajre destacó que algunas medidas preventivas incluyen mejorar la dieta, agregando más frutas y verduras y evitando alimentos altos en azúcar y grasas saturadas; realizar más actividad física; descansar bien; y controlar enfermedades como la hipertensión y la diabetes, además de mantener un peso saludable. También es importante evitar el consumo de tabaco y bebidas alcohólicas.
“La hipertensión es uno de los factores más importantes para desencadenar un ACV”, manifestó Flores.
Tal como lo indica la Red Colombiana contra el Ataque Cerebrovascular (RECAVAR), una persona diagnosticada con hipertensión arterial tiene seis veces más riesgo de sufrir un ACV.
Síntomas y secuelas
Por otro lado, es crucial que los adultos mayores estén atentos a ciertos síntomas o señales que pueden indicar un problema neurológico. Entre estos síntomas, destaca la disartria, que se refiere a la dificultad para articular correctamente las palabras, lo que puede dificultar la comunicación efectiva. También es importante prestar atención a la presencia de una lengua traposa, que es cuando la persona tiene dificultades para mover la lengua adecuadamente, lo que puede afectar su capacidad para hablar. Además, la pérdida de fuerza en alguna extremidad ya sea en el brazo o en la pierna, es otra señal de alerta que no debe pasarse por alto.

El neurólogo Alex Flores enfatizó en la importancia de reconocer estos signos, ya que «cualquier déficit neurológico puede ser señal de que estamos sufriendo un ACV». En tales situaciones, explicó que es fundamental que las personas afectadas se trasladen a un centro especializado lo antes posible para recibir la atención adecuada y oportuna. La rapidez en la atención médica puede marcar la diferencia en la recuperación y en la minimización de posibles secuelas.
Respecto a las secuelas más comunes, Fajre mencionó que tanto en adultos como en personas mayores se presentan “trastornos de la memoria, trastornos del lenguaje, como la afasia, que consiste en la pérdida de la habilidad para comprender y expresar el lenguaje, y dificultades para moverse”.
De hecho, según informa la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 15 millones de personas sufren un ACV cada año; de estas, 6.5 millones mueren y otros 5 millones quedan con una discapacidad permanente.